Daniel Gosorito Pérez

Encuentro con Gorosito…

Daniel Gorosito Pérez

IDA VITALE Y SUS 100 AÑOS DE BUENAS PALABRAS AL MUNDO

La extraordinaria escritora uruguaya Ida Vitale (Montevideo 2 noviembre 1923), festejó sus 100 años y con ella todo un país. Ida que hace honor a su apellido, hace unos días estuvo en España como invitada especial inaugurando la 20ª edición del Festival Cosmopoética, en la ciudad de Córdoba, donde refiriéndose a la poesía expresó: “La poesía tiene que ser escrita muy pensada por el que escribe y confiada por un lector con paciencia” y reconoció que “la poesía suele ser difícil de entender”.

La última representante de la denominada “Generación del 45”, a lo largo de su carrera literaria ha obtenido múltiples galardones entre los que destacan el Premio Octavio Paz (2009), el Premio Alfonso Reyes (2014), el Premio Reina Sofía (2015), el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2016), el premio Max Jacob (2017) y el Premio Cervantes (2018), que entre otras cosas el jurado resaltó: “su lenguaje, uno de los más destacados y reconocidos de la poesía moderna en español, que es al mismo tiempo intelectual y popular, universal y personal, transparente y hondo”.

Cuando fue notificada que había obtenido el Premio Cervantes: “Los españoles siguen igual de locos que en la época de la conquista”, dijo al descolgar el teléfono.

Al ser entrevistada por Montevideo Portal, refiriéndose a su generación literaria, Ida externó: “Pienso que marcó la cultura, pero por otro lado la generación del 45 tuvo una característica no muy recomendable, que fue el no interesarse demasiado en la generación anterior. Quizá hayas ido un poco perdonavidas”.

Ida vivió un prolongado exilio en México, país al que ama y llegó en 1974 con 50 años, a empezar una nueva vida. Vivió en un edificio de la calle Shakespeare, que con los años le daría nombre a un libro en el que están presentes los recuerdos de su estancia en tierras aztecas, Shakespeare Palace (2019).

Ejerció el periodismo en varios diarios de circulación nacional, en revistas como Plural y Vuelta con Octavio Paz y también la docencia en él Colegio de México. Fue traductora para el Fondo de Cultura Económica, se desempeñó como jurado en varios premios de poesía. Ha dicho de México en múltiples ocasiones, muy agradecida: “nadie me hizo sentir que ocupaba un lugar indebido”

Luego de vivir unos años en Uruguay donde su esposo con el retorno a la democracia aceptó el ofrecimiento del nuevo presidente Dr. Julio María Sanguinetti para hacerse cargo de la Biblioteca Nacional, nuevamente migrará, nuevamente al norte, ahora el destino será los Estados Unidos, debido a que su esposo aceptó un puesto de Profesor en la Universidad de Texas en Austin.

Múltiples fueron los homenajes en su natal Montevideo, por su centenario, entre ellos destacaron la presentación de su libro: “Palabra por palabra, el mundo se hace mundo”, en Cinemateca y se proyectó el documental titulado: Ida Vitale.

La escritora hizo lectura de su poesía, pese a que en España dijo: “La poesía es para leerla no para oírla”, incluso manifestó que en algún momento no tuvo la paciencia suficiente para leer poesía. La adquirió con el tiempo.

Generalmente su verso es corto y su poema es breve pero concentrado. Inscrita en la tradición de la vanguardia histórica americana, su poesía indaga en la alquimia del lenguaje y establece un encuentro entre una exacerbada percepción sensorial de raíz simbolista, siempre atenta al mundo natural, y la cristalización conceptual en su perfil más preciso.

Como título de este artículo traté de unir el título del libro presentado por Ida el día de su cumpleaños número 100: “Palabra por palabra, el mundo se hace mundo”, y sus palabras que le ha regalado al mundo a través de sus obras literarias. Comparto este poema de Ida en el que reflexiona sobre la palabra y el acto creativo y se titula justamente:

LA PALABRA

Expectantes palabras,
fabulosas en sí,
promesas de sentidos posibles,
airosas,
aéreas,
aireadas,
ariadnas.

Un breve error
las vuelve ornamentales.
Su indescriptible exactitud
nos borra.

Dr.(c). Washington Daniel Gorosito Pérez
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